jueves, 16 de marzo de 2017

Pomas José Eusebio Caro Ibáñez

José Eusebio Caro Ibáñez
Ocaña, 5 de marzo de 1817 – Santa Marta, 28 de enero de 1853


Poemas


JUNÍN
Sonó en los cielos de venganza el grito
Y, cual un Dios, en la fatal palestra
Apercibido el héroe se demuestra
 A dar fin al reinado del delito

La lid se traba: de Simón invicto
Ya el rayo brilla en la tremenda diestra:
Muriendo ya bajo sus pies se muestra
El monstruo que maldijo el infinito

Del hondo mar a las remotas playas
Llega el eco del triunfo que sonoro
Ensalza de Bolívar el denuedo.

Y en las floridas márgenes del Guayas
Sobre un escudo con buril dë oro
Graba las glorias de su Patria Olmedo.
                                                    1834



AL CHIMBORAZO

¡Oh, monte-rey, que la divina frente
Ciñes con yelmo de lumbrosa plata
Y en cuya mano al viento se dilata
De las tormentas el pendón potente!

Gran Chimborazo! Tu mirada ardiente
Sobre nosotros hoy revuelve grata,
Hoy que del alma Libertad acata
El sacro altar la americana gente

Más ay! Si acaso en ominoso día
Un trono levantándose se muestra
Bajo las palmas de la Patria Mía

Volcán tremendo, tu furor demuestra
Y el suelo vil que holló la tiranía
Hunde en los mares tu invencible diestra
                                                       1834

Al General[1] Sucre
¿Qué lúgubre rumor sonó en mi oído?
¡Murió! Repite el eco prolongado,
y un son confuso en el sepulcro helado
Murió, retumba Sucre, esclarecido.

¡Ay! El que en Ayacucho vio vencido
Al león íbero y a sus pies postrado,
Cuyo valor el mundo ha proclamado,
Que de su patria la columna ha sido.

Qué nunca a la maldad prestó sus manos
que nunca al yugo doblegó su frente
hoy en un negro monte entre puñales

de sus injustos pérfidos hermanos
expira[2] ¡cielos! Víctima inocente:
¡tal premio dais a la virtud, mortales!
                                                    1835
(Periódico Ilustrado, página 108, 15 de noviembre de 1884)

EN BOCA DEL ÚLTIMO INCA
Ya de los blancos el cañón huyendo
Hoy a la falda del Pichincha vine
Como el sol vago, como el sol ardiente
Como el sol libre!

Padre sol, oye! Por el polvo yace
De Manco al trono, profanadas gimen
Tus santas aras; yo te ensalzo solo
Solo, más libre!


Epitafio
Para Pedro Tobar (sic)
Escrito en piedra, en gótico letrero
Mi epitafio no busques, pasajero,
Aquí, de un cementerio en el rincón…
De mis padres y hermana el corazón
Es solo mi epitafio verdadero.
                                              1839

A JENNY
De otro clima hermosa flor
Brillas hoy en este suelo
Cual fugaz visión del cielo,
Cual fugaz sueño de amor.

Tu presencia inspira paz
Del sol eres un destello,
Y el querube de Dios más bello
Retratado está en su faz.

Son tus nombres, Jenny, dos:
Uno que es perecedero
Y otro eterno y verdadero
Que secreto tiene Dios.

Oh! Tu lánguido mirar
Y tu lánguida sonrisa
Son más dulces que la brisa
Qué el azul pliega del mar.

Y esa mágica expresión
Que da la vida a tu hermosura
Me recuerda una ventura
Que soñó mi corazón.

Ah! Si tras tanto penar
En la dicha aún esperara
A ti fuera a quien yo amara
Si otra vez pudiera amar
                                  1840

En el álbum de Miss Bolivia O´leary
Oh! Quisiera tener para agradarte
La voz de mi primera juventud
Y en estas ricas páginas dejarte
Un cántico de gloria y de virtud

Ay! No es posible ya! Mortal enfría.
La tristeza mi ardiente corazón
Que en mi patria la odiosa tiranía
Me condena al silencio y proscripción!

Adiós! Recuerda el nombre de un amigo!
El está puro, el de un patriota es!
-Yo a donde quiera llevaré conmigo
Mi gratitud al grande nombre ingles!
                                                                        1850

 (Periódico Ilustrado, página 106, 15 de noviembre de 1884)

Mi Lira

Toma mi lira DELINA,
Tómala ya, que profunda
Desde sus lóbregos senos
Llama a tu amigo la tumba!
Tómala, y cuando, a los rayos
De tu lámpara nocturna,
Junto a tu lecho la cuelgues,
Todo mullido de plumas,
Oirás sus cuerdas de oro
Que retemblando murmuran;
Oirás sus tristes suspiros
Que entre las sombras fluctúan;
Y, si tus dedos de rosa
Sus cuerdas rápidos pulsan,
Si vagarosos en ellas
Lánguidos himnos modulan;
Verás que bajo tu mano
Trémulas lágrimas suda,
Y sus marfiles se empapan
En menudísima lluvia.
Ah! cuando su luz de perla,
Con que las vegas inunda,
Desde los cielos derrame
La melancólica luna,
Con esa lira, DELINA,
Oh! ven a la sepultura
Que de tu amante por siempre
Los tristes huesos ya cubra!
Allí, del ciprés sentada
Bajo las ramas augustas,
Solo oirás zumbar el viento
Por las lejanas llanuras:
AIIí, del árbol sagrado
Desprenderse  por ventura
Sientas alguna hoja seca
En tu melena profusa,
Y entonces....cuando tu mano
Con una guirnalda cubra
La humilde cruz de mi huesa,
Entre el verdor medio oculta..
DELINA, virgen del cielo!
Desde el fondo de mi tumba,
Oiga yo que al menos lloras
Mi amor y mi desventura!
¡ Oiga yo en la noche eterna
Gemir mi lira viuda,
Y, consolados, mis manes
Palpitarán de ternura!


[1] Original General con “J”
[2] Original escrito con “s”

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